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Binner se fue al descenso

El diputado Hemes Binner, precandidato a la presidencia de la Nación, fue mencionado por un estrecho colaborador y amigo <Miguel Cappiello> como posible aspirante a gobernador de la provincia en el 2015. Próximo a cumplir 71 años, con más de tres décadas de política encima, el desgaste se siente en el cuerpo, y prefiere objetivos más posibles.

Las encuestas son sólo eso, encuestas, pero la polarización de candidatos y algunas posturas bien definidas han dejado al Frente Progresista sin mercado electoral y por eso se sumarán a UNEN, en un desesperado intento de conservar algo de lo que fueron.

El oficialismo (FPV), el Frente Renovador y el PRO, ya están en la grilla de salida, el resto no puede darse el lujo de ir divididos. La nueva coalición, destinada al fracaso, y no estamos hablando en términos electorales, está compuesta por más caciques que indios, todos quieren ser presidente, Carrió, Cobos, Sánz, Solanas, y Binner.

Sin dudas, en esa pelea, el hombre de Rafaela corre con desventaja y aparece como el de menores chances, por contar con menor grado de conocimiento entre la gente del resto del país. Fue concejal e intendente de Rosario y gobernador de Santa Fe y ahora llegó a la cámara baja como diputado nacional. 

Está acusado desde el poder central y su corporación mediática, de ser el que permitió que las bandas narco se instalaran en territorio santafesino, algo no probado, pero que le costará sacarse de encima. Los comisarios de la connivencia con los delincuentes tenían cargos menores en su gobernación y escalaron bajo su mandato hasta llegar a lo más alto.

Paradójicamente o no tanto, desde su propio partido partieron encendidos elogios para el cinematográfico desembarco de Berni y sus muchachos en Rosario. Fein y Bonfatti acompañaron los operativos desde cerca, afirmaron que los estaban esperando, pero Binner prefirió la crítica, mirando con una lupa diferente a la de sus compañeros, que tienen responsabilidad institucional, y se permitieron disentir con su líder político, casi una afrenta.

Desde la óptica de un candidato presidencial, que se dispone a enfrentar al oficialismo, los manuales indican que debe objetar todo lo que se haga, y Binner cumple a rajatablas el libreto y es comprensible, aunque ello lo aleje de su propio partido y ponga en riesgo su liderazgo indiscutido. Si hasta en el último tiempo se lo vio algo más cerca de Giustiniani, a quien valoran más desde los partidos aliados que desde el propio socialismo, una clara señal hacia adentro, como diciendo "si ustedes se alejan, tengo a quien acercarme".

Con un panorama nacional complicado, sabiendo que no medía más allá del 8% en ninguna encuesta seria, y que no está en condiciones de repetir la excelente elección del 2011, cuando por descarte se acercó al 20% de los votos, el binnerismo está en franco retroceso, y por las dudas abre el paraguas y comienza a decir que la gobernación no le quedaría mal.

Lo dijo Cappiello, un hombre muy cercano, sin pelos en la lengua, que ha dado sobradas muestras de fidelidad absoluta. Si hasta permitió y aceptó la condena de ser concejal de Rosario muy a su pesar. Es una persona de permanente consulta del exgobernador, y no habla en vano. Anticipa un repliegue que Hermes tardará en aceptar en la pública, pero que ya reflexiona en privado.

El exministro sueña con que su condena sea corta y le ofrezcan pelear por la intendencia de Rosario en la próxima elección. Primero deberán colocar a Mónica en algún lugar expectante, y así con Binner tirando en la boleta y Cappiello jugando de líbero en la ciudad podrían conservar al menos algo del poder que supieron construir.

Bonfatti que no tendrá reelección porque el Justicialismo está dispuesto a firmarle cualquier cosa menos la reforma constitucional, quiere suceder a Pechito en la senaduría, y Lifschitz, que ya la vió pasar de costado, tendrá que ver donde desovar, no sea cosa de quedarse colgado del pincel.

Así el socialismo se reacomoda de cara al 2015, se mostrarán triunfantes exultantes y eufóricos durante la presentación del nuevo frente electoral, pero están en pleno repliegue. Dicen que el que mucho abarca poco aprieta y no sea cosa que de tanta ambición, se queden sin nada.

Por las dudas, ya están planeando el Plan B, y preparan el descenso de su líder al terreno de los mortales. El sueño terminó, llegó bastante lejos, fue lindo mientras duró, pero todo tiene un final, todo termina, como dice la canción.

Durán


    








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