En el primer partido de la semifinal de la Copa Sudamericana, Boca y River igualaron 0 a 0 en el Estadio Alberto J. Armando. Ambos conjuntos se dedicaron más a defender que a jugar y casi no generaron situaciones de riesgo durante los 90' minutos de juego. La serie se definirá el próximo miércoles en el Monumental.
Prometieron mucho y cumplieron poco. El partido fue una serie interminable de desprolijidades, donde el fútbol faltó inesperadamente a la cita y hubo un invitado sorpresa, la pierna fuerte, el roce y el juego malintencionado.
Al punto que River terminó con siete jugadores amonestados y Boca con apenas alguno menos, en un partido que no debió terminar con once de cada bando, no ser de la permisibilidad de el árbitro Sergio Trucco.
Siempre es difícil comentar un partido que no tuvo goles, pero éste se pareció más a un cotejo entre equipos del ascenso a un clásico entre los supuestos grandes del fútbol argentino. Ambos equipos carecieron de ideas para acercarse al arco contrario, y los 90' minutos de juego fueron muy aburridos, difíciles de aguantar para cualquiera que no hincha de alguno de los dos equipos.
Boca llegó apenas con alguna jugada aislada y River ni lo intentó. Teo Gutierrez extrañó a horrores al lesionado Mora, ni Simeone y menos Boyé lo acompañaron en ofensiva. En Boca, el Burrito Martínez tuvo que dejar la cancha pronto, producto del juego brusco, y así Chávez quedó aislado en su personalismo exagerado.
La serie está abierta, cualquiera pueda pasar a la final de la Copa, hoy dependían de un grosero error que no sucedió y cuando dos no quieren, es difícil sacarse ventajas y menos jugar al fútbol. Todo se definirá en apenas siete días, cuando vuelvan a verse las caras en el Monumental de Nuñez, a diferencia de hoy, saldrá un ganador, pero esta noche, en nada se parecieron a los antecedentes que los llevaron hasta ahí.
