La mano de obra desocupada hace que la oferta de trabajadores aumente. El que tiene empleo acepta cualquier condición para conservarlo, pierde derechos; al descanso, a las licencias por enfermedad, maternidad o gremiales Para atraer inversión el Estado reduce o elimina indemnizaciones por despido. Se trabaja horas extras y feriados por necesidad.
La demanda de bienes y servicios se reduce. Bajan los precios. Deflación por falta de demanda. Despidos. Bajas de salarios. Cierres. Locales comerciales vacíos, complejos industriales abandonados. Las multinacionales negocian sus inversiones con ventajas impositivas y bajos salarios. Quieren garantizar sus ganancias, que no quedan en el país. La copa rebalsa en otro lado.
Las economías regionales desaparecen. Sus habitantes migran a las grandes ciudades. Villas y cirujeo pasan a ser mejores opciones que la nada. Los que alquilaban ya no pueden hacerlo. Se hacen una prefabricada en el fondo de sus padres, se amontonan, y los menos afortunados pasan también a las villas.
Bajan las indemnizaciones hasta por accidentes de trabajo, a las que se pretende regular y ponerles un techo para generar "previsibilidad en los inversores", que así lo exijen. Los sindicatos pierden afiliados. Los paros son de baja acatación. Nadie quiere poner la cabeza y perder el empleo. La negociación salarial desaparece y las patronales imponen sus números.
El Estado recauda menos, pero toma deuda. Para pagarla aplica "recetas" que sus propios acreedores le imponen. El sector agropecuario utiliza poca mano de obra la cual pasa a ser cuasi esclava. Exporta sin cupos y gana.
Los monopolios son cada vez más concentrados y desaparecen las pequeñas empresas y comercios. La falta de dinero hace subir las tasas de interés. Al que tiene ganancias no le conviene reinvertir. Especula. Cierra. Más desempleo. ¿Empezaron a escuchar la palabra RECESIÓN, no es cierto?
Lamentablemente la vamos a seguir escuchando.
Rubén Viglierchio
Para RosariNoticias
