Fue en una comparecencia pública tras la divulgación del informe oficial en el Reino Unido sobre la invasión de Irak. “Por todo eso, expreso más pena, arrepentimiento y disculpas de las del que ustedes puedan llegar a conocer o creer”, afirmó Blair, que puntualizó que, si se hubiera dejado en el poder a Sadam Husein, el presidente iraquí habría supuesto una amenaza para la “paz mundial”.
Blair sostuvo que acepta “toda la responsabilidad” sobre los errores a los que apunta el llamado informe Chilcot, que sostiene que el Gobierno subestimó las consecuencias de la guerra y no agotó todas las opciones pacíficas antes de dar luz verde a la invasión.
“Sé que hay personas que nunca lo olvidarán ni me perdonarán por aquella decisión y que piensan que la tomé de manera deshonesta. Pero, como deja claro el informe, no hubo ninguna mentira”, sostuvo el antiguo jefe del Gobierno británico.
El político laborista aseguró que “no había ningún compromiso secreto para ir a la guerra” y que tomó la decisión “de buena fe”. “Sabía que era una decisión impopular”, dijo Blair, que recalcó que la tomó porque pensaba que “era correcta” y que el coste en vidas humanas “iba a ser mayor a largo plazo” si decidía no intervenir.