Tras la frustrada operación con un club canadiense que abonaría la cláusula de rescisión del jugador para después cederlo a River, algo que no sucedió, la dirigencia riverplatense decidió ponerse en contacto con los auriazules y finiquitar el acuerdo entre clubes.
El deseo del jugador era jugar en River, y eso es una decisión personal sobre la cual no hay vuelta atrás. La salida de Central era apenas un escollo en esa determinación y la forma era lo de menos.
Desde el conjunto de Arroyito se criticó la forma, intempestiva, y desconsiderada de la determinación, más teniendo en cuenta que Central le había brindado especial atención al jugador tras la lesión, con un grupo de médicos a su disposición para su recuperación, pero eso queda en su conciencia, y en una anécdota en su paso por el club.