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El problema no es el plazo, son los precios


Ahora parece que desde las compañías distribuidoras de Gas planean acortar los plazos para emitir boletas y hacerlo cada veinte días. Esta es la nueva estrategia que tienen a fin de mitigar el impacto que su elevado precio causa en los consumidores. Algo parecido propuso la EPE que dispuso que se otorguen todos los plazos que sean necesarios para no cortarle el servicio a ninguna industria.  Parecen no entender el fondo del problema.

Ante el posible corte de servicio a una pequeña industria rosarina, que da trabajo a quince empleados, y la reacción mediática generada por el evento, por indicación de Lifschitz se le ofreció pagar la abultada factura en los plazos que necesite.

El problema no es ese, el tema de fondo es que una pequeña industria no puede solventar una factura de esa envergadura, ya que la energía necesaria para producir se transforma en un costo que la vuelve insostenible.

Probablemente su dueña tenga algunos recursos guardados u otros medios de vida, en el mejor de los casos podrá vender el galpón donde hoy produce, adquirir otras propiedades y hasta vivir de rentas, pero en nada se parece su situación a la de sus trabajadores que quedarían en la calle si esa empresa cerrara. Y ellos, consecuentemente, dejaran de consumir, de pagar luz, gas, agua, y el Gobierno recibirá menos por ello, es una cadena.

Los tarifazos, que según el Gobierno Nacional fueron graduales, ya que por el momento los usuarios abonan menos del 50% de los costos de la energía que consumen, sobrepasan la capacidad de pago de la mayoría de los hogares, que para afrontarlos debieron dejar de lado salidas, gustos, y todo aquel gasto superfluo, y ajustarse estrictamente al presupuesto.

La merma ya se nota en todos los rubros. Bajaron las ventad de comestibles en supermercados, las compras en shoppings, las mesas ocupadas en bares y restaurantes, los festejos por el día del amigo, los obsequios, cierran negocios pequeños, que no pueden soportar la carga tributaria y los incrementos tarifarios.

Ahora las distribuidoras de gas de Buenos Aires no tienen mejor idea que enviar la factura de luz cada veinte días. Aunque decidieran mandarlas semanalmente, el problema no es la frecuencia, el problema es el elevado costo.

Dos conocidas modelos se quejaron por los medios de sus facturas de gas. Rocío Guirao Díaz, casada con un integrante de la familia Paladini recibió una factura de nueve mil pesos, y Zaira Nara, en pareja con un acaudalado empresario una de diez mil. Más allá de la queja, muy probablemente ellas puedan pagarlo, sin tener que privarse de nada, pero la mayoría de la gente común no podrá hacerlo.

Macri dijo que no tenía otra alternativa que aumentar los servicios, que estuvieron atrasados por más de una década. Podría no haber exceptuado a las mineras, no sacar el impuesto al champagne o quizás no sacar el 5% de las retenciones a la soja, entre otras medidas, gravar la renta financiera, por decir algunas alternativas, seguro hay otras.

Pero tiene que ver hacia donde se dirige la economía, a quienes está destinado el mejoramiento de su poder adquisitivo, los sueldos subieron entre un 30 o 40 por ciento el mejor de los casos, las tarifas 400, 500 o 1000 %.

De momento viene así, los gremios ya hablan de reapertura de paritarias, y les contestan que no. Cuando a la mayoría no le alcanza, deviene en crisis inevitable, sea cual fuere el sector afectado. Deberá el presidente revisar su accionar para medir con exactitud sus próximos pasos, algo no estaría cerrando para muchos, aunque a algunos las cosas le vayan mejor, aún se está lejos del esplendoroso segundo semestre prometido.

 







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