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Según afirman, fuentes gubernamentales ya les adelantaron que el presidente, Mauricio Macri habría recibido un respaldo explícito por parte del máximo tribunal, adelantándole su inminente fallo, algo que a todas luces aparece como ilícito e ilegal, si de la independencia de poderes hablamos, el Ejecutivo no debería presionar a la Corte como lo hizo el ministro de Justicia, Garavano, para que emita el fallo, ni el tribunal supremo debería adelantar su fallo.
Desde los medios afines al macrismo, se da por sentado algo que probablemnete suceda, en rigor a la nueva composición de la Corte Suprema, con la incorporación de dos jueces propuestos por el oficialismo, le asegura algún margen de probabilidades ciertas, pero dar por sentado un tema tan polémico y ponerse del lado de una medida impopular, que perjudica a la gran mayoría de la gente, es sin dudas una decisión audaz, que sólo se emparenta como favor a cambio de las prerrogativas recibidas.
Voltear los alcances de la ley de medios, permitir la acumulación de señales a los multigrupos que ya dominan la comunicación en Argentina, dejándolos incluso expandir sus fronteras a otras vías de comunicación cómo la telefónica, y otras medidas en favor de los grandes, en detrimento de las pequeñas señales, los convierten en militantes acérrimos de las medidas que el Gobierno tome, ellos, los multimedios no se fijan en la gente, su interés el privado, como privados están de manejarse estrictamente con la verdad, sino con aquello que más conviene a sus propios intereses.
En una Justicia que parece haberse despertado de golpe, que aceleró las causas contra es funcionarios acusados de corrupción <en buena hora>, nada ha avanzado aún la causa Papel Prensa, donde los propietarios del diario La Nación y Clarín se apoderaron por la fuerza de la única productora de papel para diarios del país, por la fuerza, amedrentando a sus propietarios, para hacerse dueños ilegítimos de la fuente primaria de los diarios durante la última dictadura militar.
