El criminal, condenado a cadena perpetua, estuvo preso en la penitenciaria de Parma (norte), pero fue ingresado en el hospital milanés debido a que su estado de salud y su precario cuadro neurológico impedían su permanencia en la cárcel.
En 2012 entró en coma profundo tras ser operado de la cabeza al caerse de su celda y, en sus últimos años de vida, el criminal ha experimentado un empeoramiento generalizado de su cuadro neurológico y cognitivo, agravado además por una infección pulmonar sufrida el pasado viernes y por un cáncer en la vejiga diagnosticado en 2011.