Tras noventa minutos igualados, en los que no pudieron sacarse ventajas, los visitantes lograron imponerse en tiempo suplementario, con un gol de Éder, que había ingresado a poco del final para aguantar la pelota arriba, y de media vuelta puso el único gol del partido.
Portugal había ingresado casi por la ventana a la segunda fase, habiendo igualado los tres encuentros, fue subiendo su nivel hasta llegar a la final de hoy. Sin su máxima estrella en cancha, sacado prematuramente de la cancha tras una violenta falta, apareció el equipo dejó mudo a todo el estadio, consagrándose por primera vez campeón del certamen.