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El acoso sexual es una de las manifestaciones de la violencia de género de mayor crecimiento en los últimos años, que implica conductas de contenido sexual, de carácter desagradable y ofensivo para la mujer que lo sufre.
Las situaciones de acoso sufridas en el transporte público son comportamientos absolutamente reprochables y sancionados en el marco de dichas normas dentro del tipo de violencia sexual que la incluye expresamente.
Tales actos vejatorios, muchas veces lamentablemente naturalizados, deben ser sancionados para evitar que se vuelvan a repetir.
La campaña promueve a partir de la difusión de información, la desnaturalización de estos actos violentos y el involucramiento de quienes se encuentran en el mismo espacio.
También la denuncia de estas situaciones al 147 que permitan asesoramiento, orientación y un mapeo de casos.
Cabe destacar que como ciudadanos debemos considerar y concientizar sobre la gravedad que implica un acto de tocamiento, roce o apoyo de manera lasciva en el cuerpo de una mujer, gestos y comentarios con connotación sexual, masturbación y fotografías y grabaciones del cuerpo no consentidas.
El acoso sexual es violencia porque es una práctica no deseada, que genera un impacto psicológico negativo en las personas, especialmente mujeres.
La violencia de género tiene su marco normativo en la Argentina desde el año 2009 en la ley 26.485 de Protección Integral a las Mujeres, cuyos objetivos –entre otros– son la eliminación de la discriminación entre mujeres y varones en todos los órdenes de la vida y el derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia.
En dicha ley se describen los distintos tipos: física, psicológica, sexual, económica y patrimonial y simbólica. Cabe remarcar que la provincia de Santa Fe adhiere a la misma mediante la promulgación de la ley 13.348.
