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Rosario recordó a las 85 víctimas de la AMIA y renovó el pedido de justicia


A 22 años del atentado terrorista a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) ubicada en Pasteur al 600 de Buenos Aires –que dejó un saldo de 85 víctimas fatales y casi 300 heridos–, la DAIA Filial Rosario, Kehilá Rosario y la comunidad judía convocaron a un acto en la explanada del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa para “renovar el pedido de justicia, castigo a los culpables y para recordar a las víctimas de tan cruel hecho criminal”. Bajo el lema La memoria nos une, el encuentro se inició con la lectura de sus nombres.

Presente allí junto al gobernador Miguel Lifschitz, la intendenta Mónica Fein recordó que “aquella mañana del 18 de julio de 1994 el cielo de este país se oscureció para siempre. Mientras aún resonaban en nuestros oídos los estruendos del derrumbe de la Embajada de Israel, el nuevo atentado terrorista contra la sede de la Amia volvía a impactar, golpeando de manera dolorosa, la columna vertebral de nuestra convivencia democrática”.

La mandataria renovó su compromiso con la búsqueda “de la verdad y la justicia que aún no ha concluido. Al estruendo de la bomba le ha seguido el otro estruendo que no deja de resonar en nuestros oídos, el del reclamo de padres, hermanos, hijos, sobrevivientes y el de la sociedad argentina en su conjunto, quienes exigimos conocer no sólo el nombre de los responsables de esta matanza, sino también el de todos aquellos que colaboraron en clave local para que ella tuviera lugar”. Fein evocó que, desde sus orígenes,

“Amia fueron cuatro letras sinónimo del esfuerzo y la imaginación de una comunidad como la judía que construyó con amor, tenacidad y esfuerzo este país que hoy tenemos. Amia es sinónimo de solidaridad, de amor y cuidado al semejante, es la mano tendida en los momentos de incertidumbre y es la presencia frente al necesitado”.

Y agregó: “No podemos permitir que ese nombre quede asociado a lo impune. No podemos aceptar ni consentir que los sobrevivientes, los hijos, los padres, los hermanos de los asesinados no tengan su luminoso día de justicia y que deban estar condenados a seguir pidiendo lo que es un derecho, no otra cosa que el derecho a la verdad”.

En el final de su mensaje, apreció que “la memoria de los ausentes debe guiar nuestro paso por el mundo, y esa memoria debería ser la herramienta más eficaz para no doblegar nuestro esfuerzo en la batalla contra el odio y la intolerancia”.

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