El atentado ilustra las dificultades que tienen que enfrentar las autoridades para restablecer la seguridad en Adén, declarada, sin embargo, “capital provisional” de Yemen.
Yemen está sumido desde 2014 en un conflicto que enfrenta a los hutíes, rebeldes chiitas procedentes del norte, con el gobierno del presidente Abd Rabo Mansur Hadi, que fue expulsado de la capital, Saná, y cuyas fuerzas se reagruparon en el sur.
En marzo de 2015, Arabia Saudita se puso al frente de una coalición militar árabe para frenar el avance de los hutíes, quienes, aliándose con los simpatizantes del ex presidente Ali Abdalá Saleh, se expanden por el país.