"Es posible que el número de víctimas crezca", había advertido por la tarde el jefe de gobierno italiano, Mateo Renzi, quien recorrió la zona afectada en las horas de la tarde y prometió ayuda para las familias damnificadas.
Según fuentes de prensa al menos cien personas siguen sin aparecer y probablemente han quedado sepultadas vivas y unas 2.000 resultan damnificadas. Entre las víctimas figuran muchos niños, así como una familia entera, padre, madre y dos hijos, que por horas los socorristas intentaron salvar.
Decenas de bomberos, policías y voluntarios trabajan desde hace horas sin descanso en las pequeñas localidades de Amatrice y Accumoli, en la región del Lacio, y Arquata del Tronto, en la región de Marcas. Las tres lucian arrasadas y transformadas en montañas de escombros donde sólamente sobresalian algunas pocas construcciones aún en pie.