Del Potro tuvo una actuación ciclotímica, podría decirse que el partido fue de la mano de su sentido del humor. Había empezado con todo, se había puesto 4-2 con su servicio, pero sorpresivamente dejó de mover las piernas, se lo vio parado y errático y perdió tres games corridos. En el tie break sostuvo esa actitud cansina y el oriental se lo llevó sin hacer demasiado.
En el segundo set salió enojado con si mismo, por haber perdido por su propia responsabilidad y no por mérito del rival, puso todo su juego en funcionamiento, recuperó la contundencia de la derecha y el saque y lo ganó en pocos minutos. En en el tercero repitió actitud, empezó a mostrar garra y corazón, de la mano de la hinchada argentina que lo levantó y él les devolvió un triunfo que debió asegurar antes.