Francisco lamentó que deban pagar "el precio de la cerrazón de corazón y de la falta de la voluntad de paz de los potentes". El pontífice expresó su cercanía "a los hermanos y hermanas sirias", y llamó a rezar y ser solidarios con ellos, a quienes encomendó "a la materna protección de la Virgen María".
Acto seguido Francisco invitó a orar en silencio a los cientos de fieles que asistieron al Ángelus desde la plaza de San Pedro y posteriormente rezó en voz alta un Ave María.