Este temblor se produce después de que el 24 de agosto un sismo de magnitud 6,2 seguido por varias réplicas dejara 295 muertos en el centro del país.
Los sobrevivientes de la tragedia de agosto se rebelaron indignados al plan del Gobierno de celebrar un funeral de Estado por sus seres queridos en un hangar de aeropuerto en una distante ciudad, donde decenas de cuerpos se mantienen en camiones refrigerados, mientras los familiares siguen el acto a través de unas pantallas cerca de su campamento de emergencia.
El Gobierno del primer ministro italiano, Matteo Renzi, cambió sus planes con rapidez e indicó que el último funeral de Estado se celebrará el martes en Amatrice, devastada ciudad de los Apeninos.