La iniciativa modifica uno de los puntos más controversiales del impuesto, ya que retoca las escalas y las alícuotas, algo que no sucedía desde 1999. En el caso de las alícuotas, partirán del 2% (y no del 5% como hasta ahora) y mantendrán un máximo del 35% para los sueldos más altos.
El otro aspecto más polémico, que genera resistencia entre los bloques opositores, es que acotará las deducciones que podrán hacerse por hijos, ya que sólo podrán computarse descuentos hasta los 18 años y ya no hasta los 24 años como establece la legislación vigente