"Gustavo Arribas me explicó que en Paraguay me cuidó una persona cercana a él", dijo la diputada a Clarín. "Pero en Argentina los espías escuchan mis conversaciones y me hacen seguimientos. Agradezco que se investigue y se publique", remató.
Y explicó: "Arribas me trajo un informe pedido por él a gente de su confianza. Me contó que en Asunción reportaba sobre mi presencia una persona de su grupo, y que la foto que ustedes publicaron la había sacado un allegado al señor Caminos, con quien yo estaba reunida en el hotel Guaraní. La policía paraguaya también me protegió, porque allá tuve varias reuniones muy serias con fiscales anticorrupción y otras autoridades, en busca de información muy seria sobre el tráfico de drogas en la Hidrovía del Paraná y las vinculaciones de Aníbal Fernández, el "Caballo" Suárez y hasta aviones de Lázaro Báez. Lo que pasa es que allá no puedo avisar a la embajada argentina, porque la maneja Eduardo Zuaín, el ex vicecanciller de Héctor Timerman. Eso es un escándalo".
Pero, agregó: "Que quede claro: acá me espían, me vigilan, escuchan mis conversaciones y hacen informes sobre la gente que se reúne conmigo. Varias personas que se fueron de mi casa -Carrió vive en un country de Exaltación de la Cruz- recibieron llamados preguntando qué habían hablado conmigo. Incluso un periodista famoso, a quien llamaron diez minutos después de que se había ido y todavía estaba en la Panamericana volviendo a la Capital". Luego, volvió a insistir en la responsabilidad de Majdalani: "Se tiene que ir. Ella controla lo que se hace en la AFI, y la usa para hacer espionaje político y operaciones".