Los dirigentes canallas habían conversado con el jugador la posibilidad de extender el vínculo por dos años más, mejorando los números de su contrato actual y equiparando el próximo al máximo nivel de lo que cobra el jugador mejor cotizado del plantel, Marco Ruben.
Contaban con la buena predisposición del jugador, el beneplácito de su familia, que se encuentra cómoda en Rosario, pero la frialdad de los altísimos números que se manejan podrían frustrar los planes auriazules de retener el jugador.