En cuanto a niños y adolescentes que no tienen para comer -pobreza extrema o indigencia- el dato es de 10,8%, según el informe "La pobreza monetaria en la niñez y adolescencia en Argentina" de Sebastián Waisgrais, especialista en monitoreo y evaluación de programas de Unicef, y Jorge Paz, investigador del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (Ielde).
Pero los expertos no pusieron sólo el foco en número de pobres por ingresos sino que buscaron ir más profundo para indagar en tres cuestiones fundamentales: cuáles son las desigualdades existentes dentro de la misma pobreza, cómo impactan las transferencias monetarias (por ejemplo la Asignación Universal por Hijo -AUH-) y cuán sensibles son los indicadores monetarios de pobreza a los vaivenes de la economía, léase a los movimientos de los ingresos y la inflación