Arabia Saudita -el coloso con el cual la pequeña península es rica en energía- y sus aliados Bahrein, Emiratos Arabes Unidos y Egipto, después de haber acusado al emirato de financiar el terrorismo en Siria, Libia, Yemen y Egipto, rompieron el lunes relaciones diplomáticas con Doha y cerraron espacio aéreo, puertos y aeropuertos a los aviones y a las naves qataríes. Qatar -donde está la más grande base estadounidense de la aviación con más de 11 mil militares, pero que el Pentágono sostiene que no cambiará nada- se encuentra completamente asilada.
Considerado demasiado cercano a Irán, Qatar es acusado -por Riad, con el apoyo de la nueva administración estadounidense- de querer desestabilizar a toda la región. Trump, quien vendió armas a Arabia Saudita por un total de 110 mil millones de dólares, está desde siempre en contra del acuerdo sobre el programa nuclear promovido por su predecesor Barack Obama y quiere rever las relaciones con Teherán.