Thiem jugó a voluntad en los dos primeros parciales, lo pasó por cualquier lado de la cancha, lo apabulló, y casi lo saca de partido, ya que tras recibir asistencia médica, todo indicaba que pondría fin a su participación en el torneo. Pero el espíritu del argentino y el aliento de la gente lo llevó a reaccionar, comenzó a poner la derecha dentro, su saque ayudó y logró lo impensado.
Del Potro hasta hoy sólo había dado vuelta un partido luego de perder los dos primeros sets en la final de la Copa Davis ante Marin Cilic, y su rival nunca había perdido un partido luego de ganar los dos primeros, pero hoy se dio la ilógica. Con aquella derecha de las Olimpíadas, y un revés muy recuperado, aunque aún no al máximo de sus posibilidades, tuvo un final épico y pudo sobreponerse a su estado gripal y un rival que le había dado una lección de tenis en el comienzo del partido.