A pesar de las encuestas favorables que plantean un triunfo casi seguro de Merkel, estas elecciones estuvieron marcadas por un fuerte ascenso de las facciones de ultraderecha (con prospectos de convertirse en la tercera fuerza política del país) y la debacle del Partido Socialdemócrata (SPD), que perdió considerable terreno electoral tras la alianza con el oficialismo en el mandato (2005-2009). Se espera también que estas elecciones dejen como resultado el Parlamento más fragmentado de la historia de Alemania.
En este sentido, los recuentos definitivos marcarán con qué otras fuerzas deberá aliarse la canciller para formar Gobierno en este nuevo período. "Lo único que puedo decir es que no formaremos coalición ni con el partido La Izquierda, ni con (el partido de ultraderecha) Alternativa para Alemania (AfD)", señaló la dirigente en más de una ocasión a lo largo de la campaña. Estas elecciones también deberían marcar el retorno del Partido Liberal Democrático (FDP), miembro potencial de la futura coalición de Angela Merkel.