“Hace años que la zona de la costanera funciona por momentos como una autopista. Eso es lo que nos plantean los vecinos que conviven con picadas clandestinas de motos y autos que, en un trecho de 300 metros pueden alcanzar altísimas velocidades”, remarcó.
“Los que usan la vía pública como picódromo se organizan rápidamente por whatsapp y en cuanto ven ausencia de control, se valen de la calle para correr. Por eso, no sólo es necesario reforzar los operativos de seguridad sino también, valerse de medidas permanentes que dificulten realizar picadas en esta zona que ya viene sufriendo carreras de autos clandestinas desde hace años”, indicó Giuliano.