"He estado dispuesto a convocar estas elecciones siempre y cuando se dieran unas garantías que permitieran su celebración en absoluta normalidad", dijo Carles Puigdemont en un discurso pronunciado en la sede del gobierno regional, retrasado varias veces durante el día.
Pero "no hay ninguna de estas garantías que justifiquen hoy la convocatoria de elecciones", agregó, dejando en manos del parlamento dominado por los independentistas qué respuesta deben dar ante la próxima intervención de la autonomía regional.
Esta fue solicitada al Senado por el gobierno central español de Mariano Rajoy para detener la espiral independentista en esta región de 7,5 millones de habitantes y con una quinta parte de la riqueza nacional, que ha arrastrado al país a la peor crisis de los últimos años.
"Queremos abrir una nueva etapa en la que la ley se respete", sostuvo ante los senadores la vicepresidenta del gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, apenas minutos después de la comparecencia de Puigdemont. "El viaje a ninguna parte del independentismo tiene que llegar a su punto de retorno, al necesario retorno del respeto a la legalidad", agregó.