Grupos de meteorólogía indicaron que esta incidencia podría provocar fallos en dispositivos electrónicos y aumentar el riesgo de accidentes, ya que también podría afectar a los equipos de navegación y telecomunicaciones.
Por otro lado, los seres vivos sensibles a estas situaciones meteorológicas podrían sufrir molestias físicas, desde dolores de cabeza hasta nerviosismo, irritabilidad, agotamiento o ansiedad.
La última serie de tormentas magnéticas comenzó el pasado 6 de septiembre, cuando llegaron a la Tierra las primeras partículas de plasma solar que escaparon de la gravedad del Sol.