Las víctimas del atentado, entre las que hay niños, huían este fin de semana de los feroces combates que arrasan esa provincia petrolera, en la que los yihadistas están siendo atacados por dos ofensivas distintas: una, de las fuerzas del régimen sirio y otra, de una alianza kurdoárabe apoyada por Washington.
El jueves pasado, el ejército sirio y sus aliados rusos e iraníes expulsaron a los últimos combatientes del ISIS de la ciudad de Deir Ezzor, con lo que los yihadistas perdieron la última gran ciudad en la que seguían presentes en Irak y Siria. Los combates siguen en el resto de la provincia, donde el Estado Islámico está acorralado en el valle del Éufrates.