En todos los casos, las víctimas fueron captadas por promotores que los invitaron inicialmente a un juego, para el que les dijeron que si su tarjeta termina en determinados números, ganan un viaje.
Allí es cuando logran que concurran a las oficinas del centro y les ofrecen invertir en un "tiempo compartido" para vacacionar. Sin quererlo inicialmente, muchos se embarcan en ello y después no les cumplen con lo pactado. La mayoría de las víctimas son trabajadores que buscaron un mejor precio y les pareció una alternativa viable.