Esas imágenes llegaron rápidamente a los principales medios, lo que desató un debate sobre el desprecio hacia la condición humana de los detenidos. Cabe señalar que ni siquiera los genocidas, juzgados por delitos de lesa humanidad fueron registrados en condiciones denigrantes de detención.
La Asamblea General de la ONU en su resolución 43/173, de 9 de diciembre de 1988, determinó que "toda persona sometida a cualquier forma de detención o prisión será tratada humanamente y con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano".