Todo comenzó con la decisión de Agremiados y de las autoridades de la Superliga de castigar a aquellos clubes que no estuvieran al día en el arranque del torneo. Si bien Newell's estuvo hasta último momento para juntar el dinero que le reclamaban, hizo el pago correspondiente sobre el cierre del plazo final y pudo disputar el primer partido ante Unión en el Parque de la Independencia.
Pero luego surgió el conflicto con el gremio, que aseguraba que Newell's aún debía dinero y que había participado de la primera fecha manteniendo deudas con sus futbolistas.