El elevado costo de las nuevas unidades, los incesantes incrementos en el costo de los combustibles, sumado a lo que les cobran las empresas por explotar el servicio de radiollamado, redujeron la rentabilidad a niveles mínimos, y argumentan no poder afrontar el cambio de modelo.
Actualmente se les exige modelos con un máximo de cinco años, y piden al menos uno más para poder seguir trabajando. Tiene temor a que se les dicte la caducidad.