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Tapia aseguró que este año se discutirá el desembarco de las sociedades anónimas en el fútbol


La discusión sobre la irrupción de las sociedades anónimas deportivas (SAD) en el mundo de las sociedades civiles ya está dada. Comenzó de manera tímida en una de las reuniones de la Superliga y traspasó las fronteras de las AFA en un encuentro informal entre Mariano Elizondo y Claudio Tapia, los responsables de cada movimiento del fútbol argentino.

Es el Gobierno nacional quien está detrás de la iniciativa y desde allí la clave para que la discusión pase a un estadío concreto: el estatuto de AFA no contempla la figura de las sociedades anónimas deportivas y será a través de una ley que sancione el Congreso de la Nación la apertura para que en una asamblea los clubes se amolden a una legislación que las permita.

"Hay dos realidades: el estatuto de AFA ha sido votado y la otra es que hoy en Primera hay 8 equipos que funcionan como SAD a modo encubierto.

Los clubes son de los socios, que elijan en asamblea si quieren ser una sociedad anónima", indicó Tapia en declaraciones a los medios, en la que se mostró con el mismo discurso que el presidente de Boca y vice de AFA, Daniel Angelici, intentó instalar el tema antes que la asamblea le cerrara el ingreso: que cada club lo decida.

Si bien Tapia no indicó cuales son los ocho clubes que tienen una privatización encubierta, existen en la Superliga y en el Ascenso: todos deberían ser sancionados ya que no existe marco para que funcionen. Lo hacen de hecho y están fuera de la ley.

Si una ley habilita a que capitales privados puedan convivir en el marco de una asociación civil que cede en su favor el principal capital, es decir los futbolistas, la AFA no tendrá más remedio que habilitar esa figura y que cada club -en asamblea de socios- pueda determinar si una empresa se puede hacer cargo del negocio del fútbol.

Las experiencias con SAD en la argentina se remontan a la década del 90, cuando Quilmes, Racing y también Belgrano, entre otros clubes, fueron manejados por empresas. De los tres casos citados, el único de éxito fue el club cordobés, que manejado por Córdoba Celeste se retiró del club, pero su principal capitalista, Armando Pérez, fue elegido como presidente de la sociedad civil. Racing logró un título, pero los socios luego recuperaron el club. En cambio Quilmes, mascarón de proa de la lógica privatista, fue reflejo de lo que sucede cuando se retira el capital privado: todavía paga las consecuencias.

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