El proceso de deterioro del poder adquisitivo en los últimos dos años tuvo su raíz en el incremento sostenido en el nivel de precios, con un desacople muy marcado respecto de la variación en los ingresos en el año 2017.
El año pasado, por su parte, el establecimiento de cláusulas gatillo en los principales convenios colectivos permitió frenar el proceso de deterioro, aunque la enorme porción de las ramas de actividad no han logrado recuperar la caída de salarios reales producida en 2016.
El correlato de la persistencia en una variación de precios por encima de la inflación no es más que el deterioro del poder adquisitivo de las familias. En ese marco, el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) desarrolló un documento analítico relativo al análisis de la capacidad de compra del salario mínimo.
A tales fines, los investigadores de la UNDAV estudiaron la evolución de una canasta homogénea de productos de consumo básica, compuesta por 16 ítems a lo largo de los tres últimos años en siete países de Latinoamérica. De esta forma, buscaron comparar los precios relevados con el salario mínimo de cada economía, a los fines de medir la variación en su poder adquisitivo.