Desde el ministerio dirigido por Oscar Aguad, argumentaron que resulta incompatible sostener una licitación y una recompensa al mismo tiempo. "A no ser que nadie se presente a la recompensa, la licitación queda suspendida", aseguraron.
La decisión fue comunicada por un integrante de la armada que les dijo que "si alguien gana la licitación puede terminar viniendo sólo a tirar una boya y se lleva 4 millones de dólares".