El único aspirante que según algunos analistas podría alcanzar una votación más expresiva es el abogado y bloguero Alexéi Navalny, quien tuvo su candidatura rechazada por la Comisión Electoral luego de haber sido condenado a 5 años de prisión por malversación de fondos públicos.
Nalvany, quien considera la condena una persecución política por parte del Kremlin, llamó a desconocer los comicios, y buscará capitalizar una baja en la participación, que en los comicios de 2012 ascendió a 65%, mientras que en las legislativas de 2016 la abstención superó el 50%.
Pese a tener su victoria prácticamente asegurada, estas elecciones se dan en un contexto internacional delicado para el mandatario ruso, debido a las crecientes tensiones con las principales potencias mundiales.