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Este dato nos da la clara pauta que se hace necesario buscar, desde los poderes públicos, nuevas alternativas a la utilización individual del automóvil, para descongestionar el transito en primer lugar pero también para reducir los niveles de contaminación sonora y del aire en lugares clave. El año pasado presentamos un proyecto de Taxi Colectivo, un sistema alternativo que apunta a desalentar el uso del auto particular.
Analizamos que de optarse por la prohibición del ingreso de vehículos particulares al microcentro, con la actual oferta de transporte público, le estaríamos complicando la vida a muchísimos rosarinos. Ante una demanda diversa debemos responder a una oferta en los modos de movilidad.
Es fundamental promover alternativas concretas. Nuestra propuesta del Taxi Colectivo se plantea como una nueva modalidad de transporte público, que apunta a mejorar la conectividad y aliviar el tránsito.
Los antecedentes que existen en otras ciudades y en otros países dejan en claro que este sistema convive perfectamente con los transportes públicos existentes. A casi un año de su presentación, algunos se oponen sin conocer la propuesta y otros, en una demostración clara de falta de voluntad política demoran su definición.
Creemos firmemente estar contribuyendo a generar un sistema público de transporte más eficiente en su conjunto, articulador de respuestas a las diversas demandas y posibilidades económicas de la ciudadanía y más sustentable.
Tal vez, la definición de prohibir aparezca como solución fácil para dar una rápida respuesta ante el requerimiento de cómo resolver un problema tan complejo. Nosotros seguiremos explorando alternativas, que probablemente encuentren resistencias y hasta escollos, pero que sin dudas, enriquecerán el debate y generarán aportes concretos a la resolución de los temas pendientes.
