“Por eso es que estamos llamados, por ejemplo, a custodiar a los ancianos como un tesoro precioso y con amor, incluso si crean problemas económicos y complicaciones”, apuntó desde la ventana del palacio apostólico del Vaticano.
Destacó que “por eso es que a los enfermos, también en su última etapa, debemos darles toda la asistencia posible”. “Los que van a nacer deben ser siempre escuchados, por lo que ,en definitiva, la vida siempre debe ser tutelada y amada desde la concepción a su fin natural”, sostuvo Francisco.