El miércoles Goodall había ofrecido una conferencia de prensa ante decenas de periodistas en la que especificó que, simplemente, "estaba cansado de vivir". "Ya basta", dijo, no tenía ninguna enfermedad terminal, pero su calidad de vida había empeorado.
"Estoy cansado, gracias a todos, pero ya quiero morir", le dijo a sus familiares, que respetaron su decisión y lo acompañaron a Suiza para el final. A principios de año había pedido sin éxito a las autoridades australianas que le permitieran suicidarse con asistencia, y por esa negativa fue que decidió decidió viajar a Suiza, donde varias fundaciones ofrecen dicho servicio.