Si algo no le sobró a los dos equipos durante el semestre fue fútbol, osea que no era como para esperar que partido fuera muy atractivo, y no lo fue, pero al menos tuvo emociones, no las deseadas por los hinchas de Newell's claro.
Gimnasia había ganado por última vez hace nueve fechas, a Central para ser más precisos y Newell's llegaba en levantada, y quedó al borde de la hazaña ante Paranaense el jueves en el Coloso, mostrando su mejor cara desde que De Felippe lo dirige.
Recién pasados los primeros 30 minutos de puro ida y vuelta sin peligro frente a los arcos llegaron las únicas dos opciones de gol. En la primera, el portugués Leal estuvo muy cerca de abrir el marcador pero su cabezazo se estrelló en el palo izquierdo del arquero local.
En un tiro libre ejecutado desde la derecha, casi sobre el final de la etapa el hijo del técnico, el debutante Nicolás Ortiz ingresó por atrás de todos y puso el 1 a 0. Sin merecerlo, Gimnasia se fue a los vestuarios en ventaja.
Con el marcador abierto, el segundo tiempo prometía más, De Felipe se la jugó y dispuso más compañía para Leal. Puso a Rodríguez dejando a Varela para intentar igualar el partido, pero Newell's sólo insinuó.
Con La Lepra jugado en ataque, Gimnasia buscaba aprovechar alguna contra y casi sobre el final pudo aumentar el marcador, tras un lateral ejecutado por Oreja, que el ingresado Alemán manejó para Bonifacio, que al los 37' del complemento marcó el 2 a 0 definitivo, venciendo a Ibañez con un violento remate. Apenas un minuto después con el local desperdició el tercero que hubiera sido goleada.
Newell's cerró un mal semestre perdiendo, pero habiendo encontrado al menos un entrenador que sabe lo que hace, que con poco se las arregló para poner un equipo competitivo en cancha y con algunos refuerzos que seguramente llegarán será más competitivo en el próximo torneo.