El BCRA proyectó una reacción de la economía “a partir del desempeño esperado de la actividad agrícola, la normalización del funcionamiento de los mercados financieros y la suba de los ingresos reales como resultado de la menor inflación mensual prevista para el segundo semestre”.
En cuanto al proceso inflacionario, consideró que “la suba del nivel general de precios fue impulsada por la depreciación del peso, particularmente en mayo y junio, y en menor medida por el impacto directo e indirecto del aumento de las tarifas de los servicios públicos”.
“La inflación núcleo también ganó dinamismo respecto de los meses previos, al promediar un incremento de 2,9% mensual entre marzo y junio”, sostuvo la entidad. Así, estimó “una reducción de la inflación mensual a partir de julio y una importante desaceleración inflacionaria para los próximos dos años”.