El mandatario socialista insistió en que la reelección no es el objetivo más importante del proyecto. Y criticó a los legisladores –propios y ajenos– por las dilaciones en el tratamiento de la ley que declara la necesidad de la reforma, que está varada en la comisión de Educación de Diputados.
De entrada, el gobernador reconoce que la reforma iba a ser difícil para el oficialismo ya que se requieren de los dos tercios de cada cámara para sancionar la ley: “Sabíamos que no teníamos votos propios en ninguna de las dos cámaras".
"Siempre supimos, también, que no todos los que se dicen a favor de la reforma tenían la convicción necesaria para llevar adelante el proceso con garantía de éxito. Pero aun así asumimos la tarea. Hemos arrimado la pelota al área como nunca, aunque no siempre se mete el gol en la primera llegada. Habrá que ensayar otras jugadas y así lo seguiremos haciendo”.