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La radical María Eugenia Schmuck y Fernanda Gigliani de Iniciativa Popular, rápidas de reflejos, propusieron adaptar la ordenanza a los tiempos actuales, y además en el convencimiento que esto funcionaría cómo una salida a la disminución de la demanda que sufren estos emprendimientos comerciales desde hace algunos años.
El sexo grupal no es nuevo, ni original. Basta acceder a bibliografía de la Edad Media para tener detalladas historias sobre orgías desarrolladas por diversas civilizaciones antiguas. Sin tomarnos el trabajo de googlear siquiera, el Imperio Romano era ejemplo de partuzas múltiples, y en América prehispana, hay registros arqueológicos de relaciones sexuales múltiples.
¿Porque no debería suceder ahora?, sería la pregunta... bueno, sucede, y los hoteles alojamiento de Rosario no son la excepción. Reciben pasajeros múltiples, los aceptan, les cobran, y los dejan ser libres.
Varios años atrás hubo que adaptar la norma para aclarar, por si hacía falta, que no necesariamente la pareja que ingresaba a un Motel debía estar compuesta por personas de diferente sexo. Parece que ahora es necesario decir que el sexo no necesariamente debe ser entre dos. La discusión atrasa décadas, siglos diríamos, el amor es libre, y no hace falta legislar sobre él.
Sería muy interesante saber cómo haría la Municipalidad de Rosario para fiscalizar que en las habitaciones de los "telos" ingresan sólo dos personas y de ser más y comprobarlo aplicarles una multa. La mayoría de los concurrentes a estos comercios no desea ser "fiscalizado", censado y m mucho menos penado.
