De hecho, entre los que optaron por el “No” se encuentran los cinco clubes denominados “grandes” -River, Boca, San Lorenzo, Independiente y Racing-, quienes suelen completar con sus propios socios las butacas disponibles.
Así termina una prohibición impuesta para frenar los sucesos de violencia en los estadios del fútbol argentino, que contabilizan 90 muertos en la última década, pero que bajó considerablemente en las últimas tres temporadas. Pese a la prohibición, los clubes -principalmente del Interior- se las ingeniaron para vender entradas “neutrales” cuando enfrentaban a los rivales de mayor convocatoria.