En las empresas de consumo masivo se enfrentan al problema de la caída de las ventas. La retracción del consumo es tan fuerte que se encuentran con el riesgo perder aún más ventas si tratan de trasladar la devaluación del peso a los precios.
La caída del consumo interno es palpable en el sector supermercadista, donde los márgenes de rentabilidad son acotados por cada producto, lo cual obliga a tener una alta rotación. Por otro lado, las cadenas demoran el pago a sus proveedores, lo cual genera mayor grado de incertidumbre a las proveedoras.