La canasta registró, de ese modo, un incremento de 31,5 por ciento frente a julio de 2017. Esa misma familia debió contar con una entrada mensual de $20.216,01 para no ser considerada pobre, según el informe elaborado por la Dirección General de Estadística y Censos (DGEyC).
En ese escenario, el aumento para la canasta que delimita la pobreza fue de 30,7 por ciento en comparación con el mismo mes del año pasado.
En el caso de un hogar integrado por una pareja económicamente activa y propietaria de la vivienda, el ingreso necesario para no ser indigente se ubicó en $6.002,48, mientras que para no ser considerado pobre fue de $11.691,54.
El informe evaluó que si esa pareja tuvo que pagar un alquiler, precisó $14.805,38 para poder hacer frente al costo de la Canasta Básica Total, que define la línea de pobreza.