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”Dijo que no sería un paseo por el parque, pero que no sería el fin del mundo”, dijo May, refiriéndose a Azevedo. “Desde el principio he dicho que ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo”.
A medida que la partida de Gran Bretaña de la UE, programada para el 29 de marzo de 2019, se acerca, el gobierno intenta mostrar que está preparado para todas las eventualidades.
En unos documentos publicados la semana pasada, Downing Street aconsejaba a las compañías farmacéuticas que almacenaran medicamentos, a los exportadores a prepararse para una mayor burocracia y a los consumidores para que aumenten los precios de los productos de la UE.
El gobierno está “realizando los preparativos para que si estamos en esa situación, podamos tener éxito”, dijo May, reiterando que ella todavía piensa que Gran Bretaña podrá obtener un “buen trato”.
Las declaraciones de la primera ministra contrastan con la sombría perspectiva del ministro de Hacienda Philip Hammond, quien en una carta la semana pasada a Nicky Morgan, presidente del Comité del Tesoro del Parlamento, dijo que si no se logra un acuerdo, se recortaría un 7,7% la producción económica proyectada y se agregarían 80.000 millones de libras al endeudamiento del gobierno en 2033.
En una cachetada implícita al ministro, May dijo a los periodistas tres veces que las cifras a las que se refería Hammond eran las mismas que ella había descrito como provisionales en enero.
Preguntada sobre si las leyes de inmigración del Reino Unido será diferente después del Brexit, la premier respondió que “por definición lo hará, porque la libertad de movimiento terminará”. May se reunirá con el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa en Ciudad del Cabo el martes, antes de reunirse con sus homólogos nigerianos y keniatas en Abuja y Nairobi el miércoles y el jueves.
