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El Diario Clarín convirtió a Lifschitz en "ultraopositor y presidenciable"


En su permanente afán por defender y proteger al Gobierno Nacional, el diario Clarín, perteneciente a la familia Noble, no dudó en acusar al gobernador santafesino, Miguel Lifschitz, de ser "ultraopositor al Gobierno Nacional", y además le atribuyó aspiraciones presidenciales, según una nota publicada ayer. Todo eso, simplemente por no ir a la reunión planificada por Macri para mostrarse junto a otros gobernadores y ser expuesta ante el FMI.

El mandatario santafesino no concurrirá, tampoco lo hará el vicegobernador e irán dos funcionarios del área económica. La falta de pago de la deuda histórica por coparticipación, la dilatación infinita de una definición del tema, a pesar del fallo de la Corte Suprema de Justicia, la eliminación del Fondo Sojero, agravada por ser Santa Fe una de las provincias que más la produce, mellaron la confianza en el Gobierno Nacional por parte del socialismo.

Lifschitz todavía se repone del porrazo de no poder ser candidato a gobernador nuevamente, tras frustrarse la posibilidad de la Reforma Constitucional que lo habilite, y lejos está de tener aspiraciones presidenciales, más allá que por circunstancias electorales quizás sea empujado a encabezar un espacio progresista, ante falta de opciones entre macrismo y kirchnerismo.

Por ahora el traje le queda grande, enorme, mucho más en un electorado absolutamente polarizado. "Prefiere priorizar sus aspiraciones presidenciales para el año próximo", dijo el matutino porteño. Para refutar la teoría, basta decir que el socialismo como tal no tiene un solo legislador nacional, para entender que difícilmente pueda gobernar el país.

Es más, Lifschitz es asiduo concurrente a reuniones organizadas por la Fundación Libertad, alineada con el macrismo y el neoliberalismo económico, y hasta con participación en medios de comunicación locales afines al Gobierno y a los que incluso Macri les da exclusividad cuando visita Rosario.

Durante la intendencia de Lifschitz en la ciudad de Rosario tuvo fuerte respaldo de las corporaciones de la construcción y las imponentes torres de Puerto Norte son un caso testigo, ejemplo de negocios públicos/privados, con dinero proveniente del sector agroexportador, una muestra de su apertura a las inversiones, aunque no sean productivas y cuyo origen no sea del todo claro.

La mayoría de las unidades mencionadas además están desocupadas, las excepciones edilicias otorgadas fueron cuantiosas, hasta se les permitió invadir el camino de sirga y además los privados no cumplieron en tiempo y forma con lo convenido. Convertir a Lifschitz en el Che Guevara es una utopía, digna de un medio fantasmagórico, que encuentra al Cuco en cada rincón opositor a sus intereses. 

Se equivoca Clarín, el socialismo no es ultraopositor, es funcional a Cambiemos. Nunca lo fue, firmó el Pacto Fiscal el año pasado, y especialmente en Rosario, mantuvo una alianza legislativa con Cambiemos para poder gobernar, votaron juntos incrementos del TUP y TGI en paquete y tuvieron gestos retributivos con el candidato a sucederlos, el principal referente del PRO en la ciudad.

En 2015, el socialismo al igual que la izquierda no tomó posición en el balotaje entre Scioli y Macri, dio libertad de acción a sus militantes y se mantuvo expectante. Y hasta se entusiasmó al comienzo de la era macrista por ser recibidos en los principales despachos de la Casa Rosada, aunque en los hechos no consiguió demasiado, solo el cambio en las formas y una esperanza trunca, que con el paso del tiempo se convirtió en decepción.

Ninguno de sus reclamos fueron atendidos por ventanilla. No consiguió nada de lo que el kirchnerismo le negaba, hasta tuvo que poner plata para garantizar que las fuerzas federales lleguen a combatir el narcotráfico, un delito federal que requiere intervención nacional. No logró homologar la Tarjeta Sube en Rosario, para que los usuarios locales accedan a los descuentos de tarifa que tienen en CABA, y la presencia del Gobierno Nacional en territorio santafesino fue escasa, o casi nula.

El socialismo no será kirchnerista en 2019, de eso Clarín puede quedarse tranquilo. Hasta me atrevería a decir que no se sumará a una opción antimacrista. Formará parte quizás de una tercera posición, si se siente cómodo con quien la encabece, si es que no es peronista.

Caso contrario, buscará armar alguna opción "para no tirar el voto progresista", pero no tiene aspiraciones serias ni reales de ser alternativa nacional, rol al que renunciaron definitivamente cuando Hermes Binner declinó su segunda postulación a la presidencia, a sabiendas que no tenía reales posibilidades y que el costo de las campañas, se paga con dinero sucio. Sólo sucede que para Clarín, cualquiera que no esté alineado, es un demonio.

Fernando Viglierchio

(Especial para RosariNoticias)



  

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