Los fiscales afirman que el expresidente conservador gastó casi 43 millones de euros (51 millones de dólares) en su campaña para la reelección, casi el doble del límite legal de 22,5 millones de euros.
Para ello, según la acusación, su partido, la UMP (hoy llamado Los Republicanos) contrató los servicios de una agencia de comunicación que emitió facturas falsas para ocultar los sobrecostos de los actos de campaña, incluyendo sus multitudinarios mítines. Sarkozy niega todos los cargos que se le imputan. Si es declarado culpable, podría ser condenado a hasta un año de prisión.