No son billetes contantes y sonante sino una aspiración de máxima que se está negociando con los norteamericanos para llegar a un monto de US$ 140.000 millones para 2030 y así ampliar más la presencia de capital estadounidense en la Argentina, donde los chinos vienen pisando cada día más fuerte.
Más allá de los negocios, se trata de otra muestra más de apoyo de Trump a la administración macrista y una señal a los mercados.
Tiene como fin alejar el fantasma de la vuelta del “populismo” a la Argentina, encarnado en la figura que lidera claramente el voto opositor, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.