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El domingo 13 de enero Julen se encontraba pasando un día de campo con sus padres y más familiares en Totalán (Málaga), cuando cayó a un pozo 25 centímetros de ancho y 103 metros de profundidad. Inmediatamente, se movilizó a los servicios de Emergencias, que desde ese momento se volcaron en el rescate.
Tras varios obstáculos relacionados con la dureza del terreno y ante las dificultades con las que se encontraron para poder llegar hasta Julen, se optó por construir un túnel paralelo que luego comunicaría con el del niño.
Para ello, era necesario elaborar una galería horizontal, labor encargada al Salvamento Minero de Hunosa (Asturias), que se desplazaron hasta Totalán. La perforación del túnel paralelo duró más de lo que se había previsto al principio, así como las tareas de entubado, necesarias para garantizar la seguridad de los ocho mineros que iban a descender por él para hacer manualmente la galería.
El grupo de rescate lo formaron en total 26 efectivos, en concreto ocho efectivos de la Brigada de Salvamento Minero, diez guardias civiles —ocho especialistas de Montaña y dos de Actividades Subacuáticas— y ocho bomberos del Consorcio.
La dureza del terreno encontrado en la perforación de esta galería horizontal obligó a realizar varias microvoladuras controladas. Finalmente, y tras más de 24 horas de trabajo manual en las que también se toparon con la dureza del terreno, los mineros lograron llegar al pequeño, muerto tras doce días atrapado en el pozo.
